Abusando del retoque en el photoshop es a menudo excesivo

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Tal y como escribí en el artículo del pasado sábado sobre el reciente World Press Photo, dicho certamen había premiado algunas imágenes donde la post producción digital era notable.  Un retoque que no hace excesivo tiempo hubiera significado posiblemente la eliminación de la fotografía y habría generado largos debates, tal y como ocurrió con la imagen realizada en Haití por Klavs Bo Chritensen, descalificada por el jurado de los POY Awards daneses por considerar que tenía un exceso de post-producción.   ¿Cual es el límite aceptado? Creo que la respuesta es mucho más fácil de lo que parece pero hasta llegar a ella debemos contemplar una serie de premisas, tener claro en que territorios  lo vamos a aplicar y escuchar muchas opiniones.
Hace unos meses, hablando con Joan Guerrero, el  fotoperiodista me comentaba: “… para mi, el límite del retoque es no pasar la frontera de aquello que tu vista, en la realidad, no perciba.” Una respuesta corta pero precisa.
A veces, hablando entre fotógrafos, cuando uno se refiere por ejemplo a ofrecer un color normal, alguno de los presentes siempre formula cierta pregunta : “…si, si pero…¿Que es un color normal?. En mi opinión, esa pregunta solo puede ser fruto de una mala compresión de la era digital.

Cierto es que no vemos la vida “viñeteada”, ni andamos por la calle “desaturados”, tampoco vivimos la realidad en blanco y negro pero lo aceptamos fotográficamente hablando porque es considerado un registro válido más. Me refiero con ello que existe algo que no debemos obviar y debemos aceptar. La tecnología digital ha generado nuevos lenguajes fotográficos. Los nuevos softwares de edición permiten  retocar el color hasta puntos inimaginables, hacer reservas imposibles, etc. Nos permiten interpretar un toma y tal vez buscar nuevos estilos. Digo sólo tal vez.

En cuanto a su aplicación en el mundo del Fotoperiodismo la cosa puede complicarse ya que, cómo todo en la vida,  el exceso puede llevarnos al desastre, hacernos dudar de una buena imagen o cómo dice Guerrero: “…se intenta hacer un Poema y al final se hace un Ripio, y ya se sabe, un Ripio está vació”.
Puede derivarnos también hacia algo que personalmente me da bastante miedo, las Modas. Incluso un mal uso del retoque puede hacernos dudar sobre la veracidad informativa de una fotografía. Con ello no me estoy posicionando  en contra de la post producción digital, al contrario ya que considero que es el laboratorio fotográfico actual,  pero si de un mal uso de ella.
También es importante considerar para que tipo de publicación van destinadas las imágenes, desde un periódico, una revista, un dominical, un libro de autor etc. Soportes que albergan distintos tipos de edición, narración o lenguaje fotográfico.
La mayoría de agencias fotográficas de información se ciñen a sus libros de estilo en los que se describe el tipo de retoque y los límites que sus fotógrafos pueden aplicar en una imagen, aunque en este territorio de las agencias también existen ambigüedades y podemos encontrarnos con algún caso en los que la post-producción parece no tener unos parámetros claros y hallar en una misma agencia diversos lenguajes visuales.

Centrándonos en el veredicto del World Press Photo podemos encontrar algunas fotografías premiadas donde la aceptación de estos nuevos códigos visuales por parte del jurado ya no es una suposición sino una realidad. La desaturación del color está presente en muchas imágenes, así como unos ajustes selectivos que en algunas imágenes no creo que las mejoren mucho al ofrecer, en muchos casos, un aspecto casi irreal.

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