Intolerancia al malestar: “no nos aceptamos como somos; estamos sometidos a un bombardeo de mensajes para convencernos de lo fácil que es quitar aquello que no nos gusta, o simplemente cambiarlo. Esta sociedad nos enseña que la imagen se modifica con facilidad, y nos anima a hacerlo”.
Desajuste en las prioridades vitales: “sorprende que haya personas que piden créditos para intervenciones estéticas cuando ni se les pasa por la cabeza pagar a un psicólogo para solucionar un problema personal que les está amargando la vida. Hay gente que aún no entiende algo simple como que no eres más feliz por ser más guapo”.
Inmadurez, sobre todo en adolescentes: “no por quitarte la celulitis vas a tener el cuerpo que idealizan. Hay que recordárselo a ciertos adolescentes. O que una rinoplastia no te va a cambiar totalmente la cara, o que puede tener complicaciones. O que no puedes ponerte pechos nuevos cuando no sabes si tendrás dinero en el momento de sustituir las prótesis”
El boom de la cirugía estética
La cirugía estética y reparadora ha experimentado un avance notabilísimo en los últimos años. El presidente de la Fundación Española de Medicina y Estética, Jesús García Corcovado, declaró a la web sanitaria isanidad que España se había convertido en un referente mundial en medicina estética.
No es de extrañar que en el año 2012 hubiese autorizados unos 5.000 centros de medicina estética ni que su número haya aumentado un 20 por ciento respecto al año anterior. Eso, a pesar de la crisis.
